miércoles, 2 de abril de 2008

Sal gruesa para la lluvia

Hoy voy a reflexionar acerca de la lluvia. Perdonen pero mi redacción ha entrado en bancarrota. Pero los pensamientos, aún persisten.

Desde que tengo uso de razón, mejor dicho desde que tengo memoria, recuerdo a mi madre corriéndome con un puñado de pimienta blanca en la mano, a la voz de "te dije que malas palabras no se dicen, voy a hacer que te arda la lengua". Correr para conservar la vida, correr para conservar el habla. Luego cuestión de arrepentirse, creer en la educación a través del miedo, tan de facto, tan a convencer por la violencia. Mi madre es la persona más bella que hay, la más increíble y la que más se cree todo lo que le inventamos. Es esa persona inocente que cree en todo y en mucho más. Cada vez que tuvo que fajarnos, les aseguro, pero les aseguro: lo merecimos. Como crápulas que fuimos, hemos sido bien domesticados, gracias a dios.

Ya sabrán que mi madre cree que las ausencias se reparan dando vuelta un vaso. Cuando una vez, una chica abandonó a uno de mis amigos, le suplicamos a mi madre que diese vuelta un vaso, pero al parecer, no se podía influir sobre el libre albedrío con un vaso. Ella nos dijo: "tarde o temprano va a aparecer", y yo desde ese día creo sólo desde la vereda del ateísmo y de la ciencia.

Entre una de las tantas "tradiciones" de mi vieja (Nótese ese "tradiciones" como homónimo de manías o locas cábalas) es la de combatir la lluvia.
Pidamos que se retiren aquellos que se hacen contar historias para descreerlas. Y llamemos al diálogo a quienes le atribuyen la lluvia a sus dioses. A su Pachamama, a su Buda, a su Cristo, a su Alá. Ya que cuando llueve mucho, todos ellos hablan de la furia de su dios, o de un ajustes de cuenta divina.
Mi vieja, apegada a su anti cientificismo avala y dice: "no me vengan a mi con eso de la condensación del vapor de agua, que reside en las nubes" Para luego agregar: "estos de la wikipedia son peor que la yankis, manejan la información como les convenga" "Había armas químicas en Irak?" "No, no había, saben porqué? porque la ciencia no es de fiar. Le atribueyen cosas a otras cosas y le erran a menudo". Era un buen punto de mi vieja, para descreer de la ciencia; pero bueno, como decir que en realidad, no era muy acertado sospechar de armas químicas, pero si una buena excusa para una invasión. Para que decirle a mi vieja que en realidad eran cuestiones de inteligencia norteamericana... (lo de inteligencia es a modo de título)

Retomando, viene la lluvia y mientras mi abuela acota, al sonido de los truenos: “San Pedro, está jugando a los bolos” mi madre carga su mochila de Girl Scout y entra en acción. Sale al patio con un puñado de sal gruesa, y lo arroja en forma de cruz hacia el cielo, incluso acopaña el ritual con alguna oración que nunca llega a vociferar en altos decibeles.
Es así, mis queridos amigos como mi vieja regula el universo.

Más de una vez ha logrado salir airosa a nuestras críticas, puesto que siempre que llovió y ella arrojó puñado de sal, paró. Mas aún cuando no arrojó, también paró. Defendiéndose ante nuestras demostraciones racionales, ella aseguró la acción de algún otro creyente.
En estos días la hemos criticado, por su inacción ante ese granizo que tanto nos unió a los Argentinos. Ella se defendió diciendo: “eso no ha sido lluvia, ha sido alguna señal de que algo malo se acerca”.

Uno que es joven y que está más cerca de la ciencia de lo que estaba Cristóbal Colón, sabe que algunas cosas son tan ciertas como que el Sol se apaga de noche.
Pero a los grandes, a los que forjaron su alma bajo alucinantes historias de tiempos lejanos, vamos a permitirles que nos hagan dudar. Dejemos por lo tanto, que sigan regulando nuestra suerte.
Al menos hasta que no quede más que ciencia sobre la tierra, al menos hasta que vivir se parezca solamente a querer morir.

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