Voy a llamaros nuevamente a la atenta lectura.
Hace ya algún tiempo que vengo usando los ojos más que para mirar: observo. Y en ese derrotero hacia la perfección, he descifrado sensibilidades recubiertas por capas de acero.
Sin ir más lejos, adentrémonos en el tema que hoy nos reúne: el perro perdido y los intentos por recuperarlo.
Texto de un afiche, encolado sobre muerto árbol (a simple vista puede distinguirse la imagen de un perro):
"Me llamo manitos, soy un perro marrón, tengo unos dos añitos , me perdí hace una semana por la zona de la plaza Alberti, si alguien me encuentra, por favor llamen a mis dueños, ellos sabrán gratificar"
Es maravilloso, como mínimo. Leanló nuevamente, y descubran los secretos de su gramática y su poesía.
Primero y principal, que se llame “manitos”, arranca en mí una sonrisa tierna, que es acentuada en matices y saturación por la siguiente afirmación: "tengo dos añitos". Suele resultar curioso que un perro tenga dos añitos. Tal vez la palabra añitos no sea científicamente correcta, puesto que se calcula que la edad del perro es múltiplo de siete. Añotes, quedaría muy mexicano, avalemos como acertada la palabra “añitos”.
Lo que motiva aún más mi emoción es que “manitos” sea consciente de lo que significa estar perdido, siendo que nosotros los seres humanos solemos vagar por la vida inconscientes de nuestra perdición.
Puede ser cuestionable un poco que “manitos” sea capaz de reconocer zonas locales a la ciudad de La Plata, como por ejemplo Plaza Moreno, pero bueno, supongamos que ha escuchado de algunos de sus dueños descuidados salir la frase, vivimos con “manitos” por la zona de Plaza Alberti. Vamos a permitirnos también deducir que llegado el caso de la existencia de un perro capaz de conocer calles, plazas y edificios; un perro platense tendría más facilidades que un perro porteño.
La frase “...si alguien me encuentra, por favor”, sitúa a este perro en un pedestal superior al de cualquier hombre común que ya ha desertado con denuedo y avenencia de las simples reglas de la ética y moral: pedir las cosas por su nombre y por favor.
"Manitos" afirma en su escrito que sus dueños serían capaces de retribuir la devolución. Cosa que no puede ser otra cosa que cierta, “manitos” conoce la mano que le da de comer. Y nosotros como seres humanos y dueños de un perro perdido estaríamos dispuestos a cambiar dinero por aparición, teniendo en cuenta, que como pagadores, hemos alguna vez emitido pagos, por seres que no apreciamos tanto.
El afiche es aparentemente un arquetipo de extravío-recompensa, pero lo que le pone trabas a mi sorpresa y me arroja a las puertas de la desconfianza y la sospecha: es el hecho de que un perro con la inteligencia suficiente para mandar a imprimir los afiches de su propia búsqueda, con la paciencia suficiente para pasar a retirarlos al otro día, con la destreza suficiente para pegar con adhesivos sobre cada poste que cruzara su expedición (no olvidemos que un perro no tiene manos, ni dedos tan flexibles como para sostener en una mano el afiche, y cortar con la otra y sus dientes el pedazo de cinta adhesiva), y con la claridad literaria para escribir su propia carta de rescate no haya podido aún regresar a su casa por sus propios medios.
Hay algo que no cuaja: el hombre de los afiches, es decir, el impresor.
¿Acaso no leía que era el mismo perro que le estaba encargando los afiches, quien se encontraba perdido? ¿Qué fuerzas cercanas a la maldad, lo reprimieron de la noble acción que hubiese sido llamar a los dueños de "manitos"? ¿Existen intereses económicos o políticos detrás del extravío de este superdotado can?
Hagamos todos los esfuerzos para que “manitos” pueda arrumarse nuevamente en el regazo de sus amos. Roguemos aún con más ímpetu que “manitos” muera de viejo y que siga escribiendo!
Quizás hayas leído alguna vez un afiche de este tipo y no has tenido el suficiente empuje indagatorio para ahondar en porquées y en comos. No te hace tampoco eso una mala persona: no todos los libros se han escrito para todas las personas.
1 comentario:
(no olvidemos que un perro no tiene manos, ni dedos tan flexibles como para sostener en una mano el afiche, y cortar con la otra y sus dientes el pedazo de cinta adhesiva)
Claro, pero estamos hablando de "Manitos".
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